Teletrabajo, término que apareció en la década de 1970, definió la forma de trabajar a distancia, hace más accesible el trabajo a determinadas poblaciones y momentos de la vida, ofrece mayor flexibilidad, su mayor ventaja es poder conciliar la vida familiar con la laboral.
Para llevarlo a cabo de manera amigable, es recomendable gozar de estrategias de gestión efectivas de la distancia las cuales generan los empleadores, como son los mecanismos de gestión estructurales los cuales tienen que ver con el diseño de puestos y claridad de los criterios de evaluación del rendimiento; y mecanismos de gestión relacionales con los teletrabajadores como la confianza, comunicación y apoyo (Raghuram, Garud, Wiesenfeld y Gupta, 2001 en Cifre y Salanova, 2012). Por su parte, la autoeficacia del teletrabajador, su competencia mental y sus características de personalidad se asocian positivamente con la experiencias de trabajo y la generación de emociones positivas en el desarrollo de su trabajo (Cifre y Salanova, 2012).